La mascarilla símbolo de la pandemia


La mascarilla ha sido -hasta ahora- un símbolo de la pandemia. El símbolo de corona. Me refiero a Alemania y a lo que yo veo en la sociedad alemana. Sin duda, en otras partes, es todo diferente. Prefiero hablar de lo que sé y no de lo que no sé[1].
Es una declaración en que yo proclamo al mundo, en la calle y en las redes sociales, que yo vivo conscientemente la pandemia, que soy una experta en prevención, que me informo, que escucho a los virólogos y que tengo puesta mi atención plena[2] en el mensaje de los expertos o de los no-tan-expertos. Estoy orgullosa de ello.

La mascarilla es una señal cierta, indiscutible e indiscutida de que yo le temo a corona y que me solidarizo con las demás personas que sufren como yo… O menos. Y que yo sufro especialmente con los muertos. De alguna manera, demuestra mi superioridad moral. Le lanzo mi máscara en la cara a todos los desenmascarados que per sé, no son solidarios.  
De alguna forma, el barbijo -como le llaman en Argentina[3]- es una autocondecoración, que demuestra, por una parte yo estoy luchando contra un virus mortal y -hasta ahora- lo sobrevivo y por tanto, lo venzo. Por otra parte: yo soy tan buena que me protejo a mí misma y a los demás con una máscara que todos pueden ver. De ello, me enorgullezco. Y me felicito a mí misma.
Además, la máscara es un artículo de moda. Incluso, vi en Instagram las fotos que subió una modista que hace mascarillas para trajes de novia. De la misma tela, del mismo color que el vestido, y con bordados. ¿Por qué no? De todo se puede hacer un buen negocio. Así como hay perdedores de la pandemia -la inmensa mayoría- hay otros -unos pocos- que ganan con corona.
En penúltimo lugar, la mascarilla es una declaración de lo que a mí me gusta. Por ej., ayer vi a una joven pareja en el supermercado, vestidos de negro y de forma bastante estrafalaria y más o menos fea, con ropa y máscara de una banda de hart rock. Con su mascarilla, ellos querían mostrar al mundo que a ellos les gusta el hart rock. Concretamente, un grupo de hart rock.
Para mucha gente, la protección nasal-bucal es un juguete nuevo. Hay personas que tienen diversos modelos con diferentes telas de los más variados colores. E incluso de las más curiosas formas. Tal vez es un buen síntoma contra la homogeneidad y el aburrimiento. Me pregunto: ¿cuánto les va a durar el entusiasmo por este juguete nuevo?
Es también una entretención, especialmente para las mujeres y una demostración de sus habilidades para coser. Las redes sociales -ya no nos vemos personalmente- están llenas de fotos en que hacendosas dueñas de casa nos muestran y nos demuestran sus habilidades a través de sus hermosas máscaras, cosidas por ellas mismas.
Por último, la máscara es una estrategia de exit, la única que hay. La única salida, el precio para volver a la normalidad. En otras palabras, nos ponemos la máscara y podemos volver a la vida que llevábamos o más bien, que teníamos antes de que empezara todo esto[4].

[2] La Achtsamkeit, palabra que se ha puesto tan de moda en alemán.
[3] Barbijo es una palabra muy divertida.
[4] Ver mi artículo ¡Devuélvanme mi vida!

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