Merkel: recién cuando la cantidad de los infectados con el virus se doble sólo cada diez días, podríamos pensar en aliviar las medidas

Mucho se habla de flat the curve, que viene a ser algo así como aplanar la curva, esto es que la curva de las infecciones no crezca en forma exponencial sino como una planicie. En este sentodo, Merkel dijo algo así como que “recién cuando la cantidad de los infectados con el virus se doble sólo cada diez días, podríamos pensar en aliviar las medidas”.

Pues bien, en realidad, la cantidad de infectados es una magnitud desconocida. Lo que conocemos es la cantidad de personas registradas ante las autoridades como infectadas con el virus porque han sido testeadas positivamente. Los médicos tienen la obligación de avisar a las oficinas de salud de tales casos, lo que es muy bueno, para detectar una enfermedad contagiosa, eventualmente aislar a la persona enferma y darle el tratamiento médico adecuado. Estas son medidas individuales que la ley alemana permite.
Se ha hecho costumbre habitual, que lo que primero que revisemos por la mañana al despertar sea la cantidad de infectados con el virus que registra el Instituto Robert Koch[1], nuestro Vaticano en estos días. Otras personas, comparan las cifras del RKI con las de la Universidad Johns Hopkins que nos da las cifras del mundo entero. Lo mismo hacen los periodistas que cada mañana nos alarman una vez más y nos advierten las eventuales razones por las que las cifras del célebre instituto de Berlín y las norteamericanas son distinas. Con el pasar del tiempo, he llegado a la conclusión de que las mateméticas no son ciencias exactas 
No, ni las cifras del RKI, ni las de la universidad privada de Baltimore son exactas. Ni menos aún, representativas. Para que las cifras sean representativas deberían ser testeadas al azar personas que forman parte de la población alemana. En el mejor de los casos, representantes de distintos grupos sociales y económicos, de diferentes sectores de la ciudad y calcular su representatividad de acuerdo al número de personas de ese grupo, social, económico, de tal o cual edad, que existe en la población. La ciencia demográfica ha elaborado precisos instrumentos para determinar estos parámetros.
En otras palabras, de la misma manera que se hacen en Alemania las encuestas políticas, donde se pregunta ¿por quién votaría Ud. si las elecciones fueran este domingo? Así también debería testearse a la gente para saber si está o no infectada con el virus corona. Este sería el instrumento adecuado para saber si logramos aplanar la curva o no.
Lo que hacemos ahora es como si quisiéramos testear qué cantidad de personas de la población son mujeres[2]. La primera semana hacemos el test a diez personas y el resultado es: de las 10 personas, 5 son mujeres. La segunda semana testeamos más personas: a 20, y de ellas, 10 son mujeres. La tercera semana, a 40 y de ellas, 20 son mujeres. Cada semana habría más mujeres, la primera semana 5, la segunda, 10 y la tercera 20. Pero, en realidad, el número de mujeres no crece exponencialmente cada semana (5-10-20). El número de mujeres permanece igual en la sociedad.
Lo que hacemos actualmente es testear cada día a más gente[3]. De manera que el número de personas que sometemos al test crece también exponencialmente, semana a semana o más bien, día a día. Sí, cada día, una cantidad mayor de personas es sometida al test de corona y con ello, crece también exponencialmente el número de personas con resultado positivo. Obvio.
En realidad, de acuerdo a la manera de contar los casos que usamos hasta ahora, la aseveración de Merkel, en el sentido de que la cantidad de infectados tiene que dejar de doblarse cada diez días, carece de sentido. Podría tenerlo si se realizaran test al azar y representativos. Sólo así podríamos saber cómo va nuestra curva y si la hemos aplanado o no.

[2] Este ejemplo es del virólogo de Würzburg Carsten Scheller, en su podcast Cambié levemente las cifras para hacerlo aún más demostrativo.
[3] En Alemania, las autoridades sanitarias testean sólo a las personas que se teme que estén infectadas por haber estado en contacto con personas igualmente infectadas. Y no hay test al azar, como hubo en Sudcorea o en Japón.

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